Según cifras del último Censo en 2017, el número de personas de 65 años y más en 2019 llegó a 2.260.222. Del total de ocupados en el país (trimestre octubre-diciembre 2019), 6,28% pertenece a ese tramo etario. ¿Por qué es importante que se capaciten? ¿Cómo son recibidas las ofertas de cursos por este grupo etario? Federico González, gerente de Negocios de Indecap, alianza estratégica de OTIC CAMACOES, aborda estos puntos en base a la experiencia del OTEC.

Las personas mayores son un grupo creciente con necesidades crecientes, por lo que es necesario desarrollar más y mejores programas que aseguren el apoyo en el ciclo completo de inserción laboral: capacitación, práctica laboral y facilitación de integración a un trabajo real digno que permita mejorar su calidad de vida”, plantea Federico González, gerente de Negocios del OTEC Indecap.

Las personas de la tercera y cuarta edad, analiza González, aún deben generar ingresos que complementen su pensión, y esa situación incide en una demanda por participar en cursos de capacitación, mayoritariamente de alimentación, artesanías y confección. “Eso requiere una articulación importante entre sector público-privado y políticas gubernamentales que aseguren el seguimiento y acompañamiento del participante”, enfatiza.

El número de personas de 65 años y más en 2019 llegó a 2.260.222. Según el Censo 2017, en nuestro país a esa fecha había 2.003.256 adultos mayores (población efectivamente censada), es decir, un 11,4% del total de la población país, la mayoría empadronada en la Región Metropolitana (767.377 personas), Valparaíso (247.113) y Biobío (183.145).

Para 2019, de acuerdo con las proyecciones de población realizadas sobre la base de ese operativo censal, el número de adultos mayores se estimó en 2.260.222 personas, cifra que representa el 11,9% del total de la población del país.

¿Cómo ves la recepción de las personas mayores frente a cursos de capacitación? ¿Les interesa, les gusta?

Federico González: Las personas que se aproximan a la etapa de vejez hoy en día comprenden que esta no está determinada por la edad si no por la salud y el aspecto psicológico. El interés por capacitarse e iniciar un prospecto laboral nuevo mediante un proceso de capacitación es atractivo y válido para este grupo etario, además acarrea beneficios de tipo social y familiar, lo que se traduce en el robustecimiento del aspecto psicológico fomentando también la independencia.

—En nuestros alumnos que inician un oficio sobre los 55 años se nota sobre todo mucho compromiso y entusiasmo. Según la encuesta CASEN entre los años 1990 y 2013 ha habido un incremento de las jefaturas de hogar por sobre los 50 años y específicamente en mujeres que toman rol protagónico en el aporte económico del hogar.

Basándose en la experiencia de Indecap y en contexto nacional, ¿en qué sectores o rubros productivos pueden lograr insertarse las personas mayores tras recibir una capacitación?

—Los sectores productivos donde hoy se están integrando hombres mayores de 50 años es Agricultura, Manufactura, transporte y comercio al por mayor, mientras que las mujeres se integran mayormente al rubro de comercio al por mayor, hotelería, turismo, gastronomía, atención de clientes y formalización de emprendimientos.

¿Cómo se logran cursos que sean efectivas para personas mayores? ¿Qué elementos debe incluir sí o sí una capacitación para este grupo etario?

—En nuestro caso, los cursos son abiertos para personas entre 18 a 64 años por lo que nuestros alumnos reciben el mismo trato transversal que los participantes de rango etario menor. Consideramos que mientras el participante tenga ganas de aprender nuevas herramientas de vida este debe ser potenciado de la misma manera y con las mismas oportunidades que el resto del curso.

Radiografía de la participación laboral

Según la Encuesta Nacional de Empleo (ENE) del INE, en el trimestre octubre-diciembre de 2010 había 7.572.318 ocupados, de los cuales 332.687 (4,39% del total) tenían 65 años o más. En igual trimestre, pero de 2019, se registró en cambio un total de 9.087.132 personas ocupadas, de las cuales 570.305 fueron adultos mayores (6,28% del total de ocupados).

De ese total, 321.015 tenían entre 65 y 69 años y una parte importante, es decir, 128.625, trabaja en la Región Metropolitana. La mayoría de los ocupados de esas edades laboran como asalariados del sector privado (124.235 personas) o son trabajadores por cuenta propia (117.499 adultos). La mayor cantidad, además, trabaja en los sectores comercio (66.754 personas), agricultura (36.520 adultos) y en la industria manufacturera (27.559 personas).

A su vez, de los 570.305 adultos mayores ocupados, 249.290 tiene 70 años y más. De ellos, 107.055 trabaja en la Región Metropolitana, 130.235 son trabajadores por cuenta propia y 61.802 asalariados del sector privado. Las ramas económicas en las que se desempeñan principalmente son las mismas que en el grupo etario anterior: 54.986 adultos mayores trabajan en el sector comercio, 35.829 lo hacen en el área agrícola y 20.817, en la industria manufacturera.

Para igual trimestre (octubre-diciembre 2019), la tasa de ocupación de adultos mayores fue 24,8% (la del total a nivel país fue 58,6%), mientras que la tasa de desocupación para este grupo etario se situó en 2,7% (la del total nacional fue 7,1%). El número de adultos mayore cesantes, en tanto, llegó a 15.440 personas en ese período.

Sin embargo, las cifras reportan que las condiciones laborales de este grupo etario no son del todo alentadoras: según la ENE, la tasa de ocupación informal más alta se evidencia constantemente en el tramo de 65 años y más. En el trimestre octubre-diciembre 2019, por ejemplo, la tasa se situó en 55,1% para los adultos mayores, con un incremento de 1,4 puntos porcentuales (pp.) en doce meses. En igual período, los ocupados informales crecieron 2,0% incididos, principalmente, por los tramos 65 años y más (10,9%) y 55-64 años (5,5%).

Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas.

Fotografía principal: cortesía Indecap.